'Animal Crackers', la película de animación que ha puesto a Valencia en el punto de mira de Hollywood - cinexpres
Fauna de todo tipo anda suelta por Valencia previo paso por Hollywood. Del circo de los hermanos Hurtington desfilan las criaturas animadas que han hecho que Estados Unidos sepa ubicar Valencia en el mapa y que, por primera vez, se haya traído por fin"una película de calidad y presupuesto" a la Comunidad, un largometraje independiente. Lo cuenta Jaime Maestro, profesional de la animación cinematográfica y de la técnica 3D premiado con un Goya al Mejor Cortometraje de Animación en 2013 por 'El vendedor de humo'. El mérito de que 'Animal Crackers' se haya producido en territorio nacional es suyo.
Blue Dream Studios Spain, ubicado en el Parque Tecnológico de Paterna, ha sido el encargado de dar vida al circo en el que se ambienta la historia de 'Animal Crackers', donde una pareja intentará mantener la tradición circense de su familia a buen recaudo de la oveja negra, su tío Horatio P. Huntington. Por el camino, descubrirán un desconocido secreto: una caja mágica de galletas con forma de animal que convierte a todo el que se las come en la respectiva criatura.
Al mando de la coproducción están Scott Sava y Tony Bancroft, responsable de 'Mulan' y el artífice de que todo el proceso de animación haya pasado por manos españolas. "El que trae a Scott a Valencia soy yo", presume Maestro en la 32ª edición del CinemaJove, el Festival Internacional de Valencia, donde el largometraje ha inaugurado el certamen. La amistad que le une a uno de los propietarios del alma mater estadounidense de los estudios en Paterna le vinculó al proyecto. A partir de ahí, Maestro luchó por retener la producción en la Comunidad Valenciana: "Todas estas cosas se levantan a pulso. Sin prácticamente ayudas y sin que ni siquiera haya una visibilidad de lo que haces. Nosotros hemos hecho una película que tiene las voces de Gandalf [Ian McKellen] o de Sylvester Stallone, y no se ha enterado nadie de que hemos hecho esto en España. Y en Valencia mucho menos". El filme cuenta también con las voces de Emily Blunt, John Krasinski o Danny DeVito, que dobla al payaso al que en un principio iba a prestar su voz el desaparecido Robin Williams, quien fuese el primer actor de doblaje confirmado de 'Animal Crackers' poco tiempo antes de su fallecimiento.
"Lo difícil fue convencer a los inversores", añade Maestro, por lo que decidieron aunar el estudio que se iba a crear en Valencia para el proyecto bajo la marca del estadounidense Blue Dream Studios, con la mirada atenta del fantasma de China y otros países y zonas con desgravación fiscal acechando la consecución en 3D de 'Animal Crackers'. "Los que apostamos por quedarnos y por generar industria muchas veces nos sentimos muy solos", remata. Para Maestro, es un tema de "cabezonería" el que siga en su ciudad natal porfiando por una industria sostenible para el cine y el sector de la animación. Es un ejercicio de responsabilidad, un sentimiento primigenio de pereza y comodidad que al final se ha convertido en "un mantra" para quedarse, levantar proyectos aquí, generar industria y crear escuela.
En este sentido, el co-director de 'Animal Crackers' señala que el filme es "por fin un objetivo cumplido", porque faltaba traer una película a la Comunidad después de hacer cortometrajes y dirigir una escuela y empresas de animación. Además, como manifiesta su productora, Nathalie Martínez, "está siendo una película de primeras oportunidades", ya que se ha insistido en recuperar de cara a la producción parte del talento que se ha fugado de nuestro país y ha dado trabajo a 180 animadores, en su mayoría españoles.
La animación, una categoría al margen del cine
Los dibujos animados lastran una etiqueta menor a la acción real, simplificando el esfuerzo y el trabajo que conlleva darle el movimiento al pelo de un personaje, por ejemplo, y crear todo un mundo de fantasía en el que el doblaje, también, está hecho "a mano". "En España, no hay mucho reconocimiento al artista", manifiesta Jaime Maestro. "No hay consciencia de por qué una película de animación de 90 minutos cuesta tres o cuatro años de hacer", dice al respecto.
Las películas de este género suelen posicionarse entre las más taquilleras del año, pero Maestro señala que, a pesar de ello, "somos el último mono de la cadena": "Directamente ni existimos. En los Goya, con los cortos no entras ni por la alfombra roja, te meten por la puerta de atrás literalmente". Hay una cierta sensación de abandono en el co-director de 'Animal Crackers' por parte de las instituciones y de ese exterior que tiene que levantar un proyecto. De hecho, en lo que respecta a lo político da por perdida la guerra.
"Yo soy un caso raro al quedarme aquí y trabajar hacia fuera", cuenta detallando que le sería mucho más fácil irse de España y dirigir una película en el extranjero. No obstante, también señala que "ya son muchos años y es mucha gente a la que conoces y te transmite sus inquietudes, sus decepciones. Muchos compartimos una serie de valores que van más allá del dinero y de hacer una película". Ahora son las nuevas plataformas de contenido las que insuflan una bocanada de aire fresco y dan alas para seguir sosteniendo a pulso las ganas de trabajar en la animación en España.
fuente: www.ecartelera.com
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